Quién hizo devenir a quién? El YO al SUJETO o el SUJETO al YO? Lo cierto es que el YO es
efímero, puesto que no estaba, y sabemos que en algún momento dejará de estar.
En muchas ocasiones en la vida su caducidad es fuente de dolor y consternación, en otras
puede llegar hasta la desesperación. Esta levedad nos impulsa a buscar respuestas,
ya sea a través de las religiones y creencias más tradicionales, ya sean:
animistas, monoteístas o politeístas, incluso tratando de crear nuevas formas de
religión más materialistas vinculadas al dinero, el estatus, o la imagen. En
cualquier caso es la búsqueda de la promesa eterna.
Respecto al SUJETO apenas conocemos
cuando apareció y cuando marchará. Hay
una muerte objetiva y biológica del YO, pero nada sabemos de la subjetiva.
La fugacidad e ilusión del YO como objetivad material nos impulsa a buscar
algo más duradero, algo menos leve y más consistente. Tal vez la respuesta sea
el NOSOTROS. El NOSOTROS del YO y OTROS
más que se asociación conmigo. Etimológicamente contiene ese (NOS) YO, y a los
que me apropio de su representatividad, para finalmente diluir mi YO en ELLOS.
El YO es excluyente, el NOSOTROS incluyente. Tan inclusivo que hasta contemplas
a los OTROS. Aquellos que están más lejos y no forman parte de mi realidad
directa.
El NOSOTROS estaba antes de la llegada del YO, y también sabemos que si trazamos
una unión con los OTROS, el NOSOTROS perdurará después del YO, pero con la
particularidad, que será un NOSOTROS portador de nuestra subjetividad incorpórea,
donde continuaremos en la fluidez que acogió a nuestro YO, para acoger a nuevos
OTROS en un continuo NOSOTROS.
Todo esto no implica renunciar al YO corpóreo y subjetivo, para nada
implica renunciar al SUJETO, es tal vez la respuesta egoísta y colectivamente
menos dañina de colmar el profundo sentido de trascendencia y de llegar a las
metas a donde al YO le está prohíbido.
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