El final de las incertidumbres
Tengo la impresión de que estamos sufriendo
la agonía de un modelo socioeconómico
que hemos mantenido durante varios siglos de funcionamiento, y que ha regido el
funcionamiento del planeta. Aunque
verdaderamente me gustaría pensar que se abre paso a una nueva Era más
humanista. La realidad es que fenómenos como los incrementos exponenciales de
refugiados, el efecto invernadero, o el incremento de la pobreza extrema en el
planeta no hacen presagiar nada bueno.
El capitalismo de mercado triunfó sobre
la alternativa comunista, pero el coste del éxito ha sido la propia
fagocitacion. Su máxima se representa actualmente en qué el capital pulveriza a
los estados y posteriormente interviene para recomponerlos a su interés y
controlarlos. Frente a esta realidad la pregunta es si existe alguna
alternativa viable a la actual distribución de la riqueza. La propuesta debería
de ser obligatoriamente de carácter estructural, más allá del inmovilismo
institucional y de las escaramuzas desesperadas de los movimientos civiles que
tanto cuestan en transformarse en cambios estables. Einstein nos dijo; “… ante la crisis,
difícilmente cambiaremos nada si seguimos haciendo lo mismo”.
El obrero que vivía del usufructo del
sudor de su frente ha descubierto que sin el bien preciado del trabajo queda
excluido y marginando socialmente. Hoy es un parado que ha cambiado el crédito
del coche y las fotos de los paraísos vacacionales, por la renegociación de
deudas, y la visita en busca de ayuda a las ONG ‘s caritativas que antes
cuestionaba y criticaba, en posición aburguesada. Su dignidad se ha atomizado
en las estadísticas del desempleo y servicios sociales. El sufrimiento es
reducido a una cifra fácil de manejar. Los números
son manipulables a todos los niveles, incluso hasta el punto de poder hacerlos
desaparecer. La arquitectura numérica, inductora de deshumanización, no tiene
cara, sentimientos, ni ningún tipo de asociación humana, por lo tanto es
operable hasta el infinito. Los datos objetivos no admiten la subjetividad del
malestar.
El nivel de desempleados aumenta en todo
el mundo, y los que acceden a un empleo es a cambio de la reducción exponencial
de sus derechos laborales y su salario. Se llama brasiñealización del trabajo, también deslocalización. Un operario de Roca
en Gavà puede ganar hasta 1.500 euros, por el mismo trabajo en Settat,
Marruecos se llega a los 500. Se entiende?, No? Tal vez con el ejemplo del
magnate del juego de apuestas, Sheldon Adelson, se pueda visualizar mejor.
Mientras él trata de seducir a los gobiernos con su gran propuesta de creación
de puestos de trabajo, en los países pudientes de la Unión Europea ni siquiera
escucharían las propuestas de esta nueva modalidad de rapacidad laboral y
sodomía legal hacia el estado. No
hay indicios fiables de que se pueda detener la sangría de pérdida de puestos
laborales, o que los derechos de los trabajadores no sigan reduciéndose, a
menos de que continúe siendo a base de guerras y expolios. El trabajo se ha
convertido en un bien más que preciado, “quién tiene un
trabajo tiene un tesoro”.
Trabajar no solo dignifica la vida de
las personas, en un sistema económico como el actual, sino que proporciona el
acceso a las necesidades básicas; alimentación, cobijo, sanidad,
educación, asistencia social, protección. Si la capacidad de producir puestos
de trabajo está en un decrecimiento irreversible, no quedará más remedio que
repartir, de lo contrario habrá que construir más bancos de alimentos y más
albergues para indigentes, que tampoco garantizan soluciones algunas. ¿Cambiaria
usted su menú del día por el bote de conserva de ayuda humanitaria? . ¿Y su
casa por la habitación en un albergue para indigentes? .
El lema “máximo consumo,
máximo empleo” debería de ser
guardado en el museo de la idiotez humana. Es imposible creer que a
medida que el hombre avanzaba tecnológicamente y buscaba el abaratamiento de la
producción, podría mantener los puestos de trabajo y por ende cualquier
pretensión social vinculada. No obviemos que para que actualmente sea factible
que una minoría planetaria viva en opulencia, es necesario que una gran mayoría
lo mantenga desde la pobreza, la falta de derechos, y la esclavitud. Países con
los mejores recursos naturales como Guinea Ecuatorial, Brasil, o el Congo entre
otros, mantienen su población endémica en la miseria para que en occidente la
bolsa cotice a la alza y el consumidor busque la felicidad en cada objeto que
compra. Por otra parte, los recursos naturales son finitos y la biodiversidad
del planeta ya ha dado repetidas muestras de su agotamiento y consecuencias. Pensemos por un
momento en que si cada ciudadano africano tuviese acceso una nevera para abrir,
que le proporcionara alimentos o medicación. El planeta energéticamente
saltaría en pedazos. ¿Esto no debería de
ser un derecho para cualquier persona como lo es para nosotros? Si actualmente
en el mundo tenemos más de 450 reactores nucleares, con el riego planetario que
suponen; Fukushima, Txernobil, Harrisburg, cuantas reactores necesitaríamos
para abastecer de electricidad a todo el planeta? Pregúntenles a los refugiados
saharauis de Tindouf (Argelia) que tal la vida a más de 45º y a cero 0º en las
noches de medio año, que tal les vendría de abastecerse de electricidad.
El comunismo también fracasó, los
experimentos asiáticos y los intentos de Europa del Este, entre otros,
mostraron que hay un factor humano innato que impide el sueño de la igualdad
entre proletarios del mundo. En la Europa rica los trabajadores se ilusionaron
con ser burgueses, muy pocos se preocuparon de sus coetáneos del llamado sur. Su cara amable
eran las Ongs que con la mano izquierda trataban de reconstruir, lo que la mano
derecha de quién mayoritariamente las financian defenestraban previamente. ¨Los
Derechos laborales y sociales de unos se construían a costa de la
pauperización de “compañeros, hermanos, colegas y compañeros”.
Entonces, si el comunismo fracasó y el
capitalismo se convirtió en incontrolable, que alternativa queda? Hasta hoy es
innombrable, pero no por ello inexistente, mantengo que hemos llegado al final
de las incertidumbres sobre la capacidad de los sistemas socioeconómicos que
conocemos. Para aspirar a un cambio de modelo más equilibrado es imprescindible
promover también un giro copérnico de valores culturales. Hoy en día hay muchas
personas que aspiran a este cambio, que lo tratan de promover, organizaciones
sociales que no solo son activistas si no que reflexionan, nuevos sistemas de
organización, y partidos que tratan de regenerarse. Pero más allá de los cotos
particulares habrá que establecer límites y algunas leyes mundiales, de
implantación como la ley del incesto, que sea para todos, y poder así preservar
la civilización con el peso de toda su expresión, si es que aceptamos que todos
y todas tenemos los mismos Derechos.
* Es necesario limitar el
enriquecimiento a costa del empobrecimiento, por lo tanto habría que comenzar
por proscribir las condiciones miserables, para las personas y los pueblos.
· * Sancionar duramente la corrupción.
·
Repartir
el trabajo, como instrumento de acceso a los Derechos fundamentales y a la
autorealización de las personas.
·* Reconocer que la Naturaleza nos marca
unos límites necesarios para la preservación del planeta que son indiscutibles.
Los fenómenos derivados de los desastres naturales y tecnológicos son
evidentes, hambrunas, epidemias, crisis nucleares, efecto invernadero, etc.
Abandonar la lógica utilitarista y promocionar el establecimientos de más y nuevos vínculos entre las personas.
Para conseguir un cambio de
paradigma, orientado a un bien compartido será necesario empezar a promover una
revolución cultural en profundidad. No habrá posibilidad de cambio estructural
si no hay cambio en las mentalidades individuales, y en el carácter
social de las comunidades. Como contrarrestar al factor innato que nos ha
conducido hasta este momento sociohistórico? Hay que ser activamente
autocríticos, reinventarnos continuamente para acercarnos más a las leyes antes
propuestas. Es necesario que nos autoexijamos para avanzar como
civilización. Mostrar las caras de la exclusión, concienciar, y castigar por
ley los excesos, comprometernos con el bienestar ajeno, y apostar por la
educación. Ser ineludiblemente comprometidos por combatir las causas
anteriormente señaladas. No
se trata del máximo beneficio y bienestar para el máximo de gente, sino que se
trata del como hacer llegar el bienestar para todas las personas del planeta.
Es cierto que algunos auguran que el
capitalismo puede regenerarse o mutar en nuevas formas, para volver a dotar de
riqueza y oportunidades a los que se entreguen sin medida a la redención de las
restricciones económicas. Más allá de la seducción de este canto de sirenas
habría que volver a pensar sobre el precio que corresponderá pagar; guerras
civiles, masacres étnicas, desastres naturales, conflictos armados
internacionales, terrorismo a gran escala, etc, etc. Es fácil ver
afectada la vida de los otros vía satélite, pero hay que pensar por un momento
que cualquier día podremos ser nos-otros los que podríamos ser los protagonista en la
pantalla. Hasta que no seamos capaces de iniciar este proceso empático de
compromiso no podremos avanzar en el sendero a trazar más allá de las incertidumbres.
Reflexión muy acertada...y utópica, pero que comparto
ResponderEliminarSalva, totalmente de acuerdo contigo, pero yo creo que tal y como decía Hobbes "hommo homini lupus est", es decir que el ser humano es un lobo del ser humano, no creo en el concepto del hombre de Rousseau "el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo degenera".
ResponderEliminarPor lo tanto, aunque como te he dicho al principio que estoy totalmente de acuerdo contigo, pienso que es quimérico
Tu amigo
David (Xatu)
Hola Ferran y Xatu, desde el día que descubrí que todo comienza en la cabeza, en la cabeza de un hombre, nada me parece imposible. Tal vez nos ponemos demasiadas barreras en nuestra mente y erramos las elecciones de lo que tiene que ser y lo que no tiene que ser.
ResponderEliminarPor otro lado este artículo pretendía hablar de la responsabilidad colectiva, pero siempre construida desde la suma de las responsabilidades personales. Las decisiones de los demás no deberían de ser la excusa para nuestras determinaciones. Haz lo que debas…!